- Mi Vida conmigo -

The Importance of being me.

lunes, enero 02, 2006

“Chinito y pensativo”

“Estas así… chinito y pensativo” esa fue la frase que uso mi hermana en la barra que visitamos el 1º a la madrugada. Debo decir que tenía un aire de preocupación genuina en su voz, así que visualicen mi estado.
Antes de continuar quiero aclararles que nos llevamos año y medio: ella tiene 24 y yo 23, pero por esas cosas que tiene la vida hace relativamente poco que estrechamos vínculos; así que ella aun mantiene ciertas reservas para conmigo y también estoy habilitado para afirmar que ella no me conoce, así como también yo conozco poco de ella (aunque tengo una idea de cómo viene la mano)
En fin, resulta que para este fin de año yo tenía un plan: Embriagarme. Llenarme tanto de alcohol para no pensar coherentemente. Para perder el control. Debo decir que uno de mis mayores defectos (o no, aun esta por verse) es no poder dejar de tener completa idea de cómo estoy. O sea, soy demasiado conciente de mi mismo.
Sin embargo, me dijeron que el alcohol hace que uno pierda los estribos, se descontrole un poquito y básicamente se anime a cosas que normalmente no haría. He aquí el primer escollo a mi plan: Generalmente no me reprimo, hago lo que tengo ganas de hacer. Pero mi plan era dejar de pensar, no desinhibirme, así que capaz que capeaba el bache y todo salía bien. Y como en 31 TODO esta permitido, di rienda suelta a mi anhelo.
Hay que tener presente que no es la primera vez que me embriago y en todas y cada una de las pocas veces que lo he hecho soy conciente de lo que digo, hago y pienso. Jamas he perdido el control ni por asomo y aun menos me olvido algo. No, yo siempre recuerdo TODO lo que hice estando ebrio. Tal vez el que se aletarga es mi cuerpo, pero mi mente no: Pareciera que se agudizara más.
No se por que pensé que esta vez sería diferente. La cosa fue así: Yo empecé mi ingesta alcohólica lentamente, disfrutando de las charlas, metiendo bocadillos en algún que otro comentario. Con mucha tranquilidad. El tema es que a medida que subía mi nivel alcohólico mi mente en vez de decrecer el ritmo de pensamiento, los aceleraba. Exponencialmente. Así que no solo me emborrache, sino que me encontré viendo un panorama amplio de un problema que me aquejaba.
Maldición.
Estuve toda la noche enfrascado en una charla conmigo mismo, amen de las conversaciones con los demás. Otra cosa que deberían saber es que tengo la capacidad de estar en varios sitios al mismo tiempo: O sea, puedo estar conversando lo mas bien mientras parte de mi está abocada a otra tarea.
Entonces llegamos a la escena de la barra donde llegue a las siguientes conclusiones:

* No ahoguen sus penas en alcohol. Saben flotar.
* Entendí que no entiendo nada.
* El alcohol no hace que piense menos. NUNCA.

Cuando mi hermana me preguntó eso, simplemente le sonrei y le dije “Si, estoy pensando un par de cosas, pero todo bien” Esto no la calmo, sino que confirmó que tiene un hermano raro y poco convencional. Que se le va a hacer estoy acostumbrado a mi singularidad.
Después de llegar a semejantes conclusiones decidí pasar el resto de la noche en silencio y sin tomar mas. Simplemente me reía con los comentarios que se hacían y estaba presente, metiendo algún que otro bocadillo. Aunque a la hora en que decidí parar, ya estaba bastante, bastante bebido.
Resumiendo: Aun no se si mi plan fue un completo fracaso o si derivó en un inesperado éxito, pero algo es seguro, embriagarme no solucionó nada.
Creo que es una etapa superada y que no tomaré demasiado alcohol en un tiempo laaaaaargo.

2 Comentarios:

A la/s 10:11:00 a. m., Blogger m a dijo...

No hay nada que te pare la cabeza, encima después tenés que bancarte la resaca.
Beso

 
A la/s 1:36:00 a. m., Blogger Salitou dijo...

Una vez mezclé alcohol con pastillas para la migraña (never again), y mataría para saber qué pasó entre el último brindis que recuerdo y el momento de despertarme a la mañana, sola. Espero no haber hecho demasiados desastres :P

 

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